TERAPIAS ALTERNATIVAS: FUNCIONAN


Cuando estuve en Cuba comencé a sentir un especial interés por el efecto placebo. Allí existe una gran confianza en la terapia homeopática de las Flores de Bach que se enseña en la carrera de psicología como una asignatura obligatoria. Esta "terapia" se receta junto al tratamiento tradicional a la casi totalidad de los pacientes que acuden a consulta. Tuve la oportunidad de debatir largamente sobre el tema y resultaba curiosa la defensa de la efectividad de este tratamiento incluso a pesar de la sobrada evidencia científica en contra y de la demostración de que aquí en occidente, es una forma de enriquecerse produciendo sustancias tremendamente baratas y vendiéndolas a precio de oro. A pesar de que a los pacientes casi siempre se les recetaba algo más (psicoterapia, antidepresivos o ansiolíticos convencionales, especialmente clordiazepóxido y otros derivados de las benzodiazepinas) los terapeutas seguían convencidos de que la mejoría se debía principalmente a las Flores de Bach, que por cierto, cada cual aplicaba como le daba la gana. Pienso que en cierto modo tenían razón ya que la efectividad del placebo está sobradamente demostrada incluso cuando se informa a los sujetos de que lo que están tomando no hace nada.


Entonces cambió un poco la visión que tenía sobre las terapias alternativas, dejé de verlas simplemente como una forma de estafar a las personas ya que al observar su aplicación en el sistema sanitario cubano, donde se ofrece de manera totalmente gratuita, me di cuenta de que aunque sea por causas diferentes a las que pretenden vendernos sus defensores, en determinados casos pueden ser de ayuda. El efecto placebo tiene un impacto positivo sobre el proceso de curación de las personas y es por eso por lo que en cualquier estudio que se realice hoy día es imprescindible incluir un grupo placebo si se pretende dar cierta verosimilitud a los resultados. Por ello sería una pena desperdiciar lo que este efecto tiene de bueno. 

Pero entonces ¿Cuál es el peligro? ¿Por qué no dejar que estas supuestas terapias se instalen en las universidades y se utilicen como un placebo aceptado? El peligro es que en primer lugar, se aceptaría el efecto curativo que no tienen dichas terapias, haciendo que muchas personas dejasen de tratar su enfermedad, con lo que se expondrían al agravamiento de la misma e incluso a la muerte en casos extremos.  En segundo lugar se daría luz verde a un montón de empresas farmacéuticas para forrarse a costa de la desesperación de las personas, la producción de los productos homeopáticos es mucho más barata aunque su precio de venta al público suele ser altísimo, con lo cual el beneficio es mucho mayor y la estafa es redonda.Y por último, se dejaría de investigar los auténticos mecanismos por los cuales el efecto placebo es capaz de inducir cambios en el organismo.

En resumen, creo que las mal llamadas terapias alternativas pueden tener un papel a desempeñar en el tratamiento de determinadas patologías, pero deberían dejar de disfrazarse de lo que no son y dedicar sus esfuerzos a investigar los mecanismos que subyacen al funcionamiento del efecto placebo para descubrir en qué circunstancias y situaciones puede ser más efectiva su aplicación y cuáles son los factores más implicados en que este efecto se de (la atención que se le da al paciente, la promesa de que no hay efectos negativos, el tiempo que se dedica a la persona...)

Para quien quiera profundizar un poco en la utilidad de las terapias alternativas, aquí tiene un artículo publicado en El País sobre un informe muy completo encargado por Sanidad en 2007...


Sanidad concluye que el principal efecto de la homeopatía es placebo



Una mujer durante una sesión de acupuntura. / SHANNON STAPLETON
La acupuntura puede resultar efectiva para controlar las náuseas y vómitos postoperatorios y los provocados por la quimioterapia, pero no hay indicios que apoyen su uso para dejar de fumar o adelgazar. Los estudios sobre homeopatía apuntan más a un efecto placebo que una eficacia real, mientras que en las terapias físicas y manuales (como la quiropraxia o la osteopatía) se han observado efectos positivos sobre algunas dolencias, aunque los expertos recomiendan nuevas investigaciones.
Estas son algunas de las conclusiones que deja un informe elaborado por el Ministerio de Sanidadsobre las llamadas terapias alternativas o naturales, aquellas que se salen del canon de la medicina establecida pero cuya popularidad y uso se ha extendido en los últimos años. El Congreso encargó en 2007 a Sanidad que estudiara la situación de estas terapias y valorara la posibilidad de una futura regulación. Los resultados revelan un panorama muy heterogéneo con prácticamente un único punto en común: la eficacia de estas técnicas, medida en ensayos clínicos, no ha sido demostrada en casi ningún caso.
El estudio, en el que también han participado el Instituto de Salud Carlos III y algunos comunidades autónomas, ha analizado 139 terapias. Solo una parte tiene influencia directa sobre la salud, meintras que la mayoría pretende ayudar, sobre todo, al bienestar y el confort del usuario.
La acupuntura es la que sale mejor parada. Se han realizado ensayos clínicos que demuestran que ayuda a controlar las náuseas y vómitos postoperatorios y los causados por la quimioterapia. Además, podría ser “útil” para pacientes con cefalea tensional o ataques de migrañas y en casos de dolor lumbar crónico. Aunque el estudio advierte de que en varias aplicaciones se obtenían ligeras mejoras tanto si se usaba bien como si se hacía mal, lo que apunta a un fuerte efecto placebo.

Las terapias físicas y manuales, centradas casi siempre en masajes, pueden efectos beneficiosos sobre determinadas dolencias
Menos evidencias científicas hay sobre el uso de la acupuntura para tratar otras patologías como la fibromialgia, la artritis de rodilla, el insomnio, la epicondilitis o el dolor de espada, aunque los expertos creen que los indicios son “prometedores”. Sin embargo, no hay datos que respalden su uso para dejar de fumar o perder peso y tampoco hay pruebas de que sirva para tratar el cáncer y el asma. Eso sí, como la mayoría de estas terapias, tiene la ventaja de que es un tratamiento seguro, con apenas efectos adversos, más allá de algún pequeño hematoma o sangrado en el lugar de la inyección.
Sobre homeopatía, el grupo que ha elaborado el informe ha analizado nueve estudios que pueden considerarse científicos. Los ensayos se referían a un amplio abanico de supuestas utilidades, como gripe y otras infecciones, cáncer y efectos adversos de la quimioterapia, osteoartritis, inducción al parto, asma, demencia, depresión y cólico del lactante. Pero los resultados son “muy contradictorios” y muchos apuntan al “efecto placebo”. En cualquier caso, los medicamentos homeopáticos utilizados bajo la supervisión de profesionales se consideran “seguros”, sobre todo porque se suelen preparar en disoluciones muy altas y el paciente prácticamente agua.
El informe ha analizado también la eficacia de terapias físicas y manuales, centradas casi siempre en masajes. Los estudios realizados hasta ahora demuestran efectos beneficiosos sobre determinadas dolencias. En el caso del dolor lumbar, por ejemplo, el informe considera que el masaje, la quiropraxia o la manipulación espinal pueden ser beneficiosos para determinados pacientes, “especialmente cuando se combina con ejercicios y consejo”. Con todo, el estudio considera necesarios nuevos informes que confirmen estos datos a largo plazo. Por otra parte, el masaje espinal no se ha demostrado útil para paliar el dolor de cabeza, pero los masajes sí pueden tener beneficios psicológicos para los pacientes con cáncer.

El estudio concluye que Hay personas que realizan terapias naturales “sin poseer ninguna titulación ni cualificación profesional”
Uno de los objetivos del trabajo era estudiar la posibilidad de regular estas terapias. Ahora no existe una regulación estatal específica, aunque el Real Decreto 1277/2003, que fija las bases generales sobre autorización de centros, servicios y establecimientos sanitarios, reconoce unas unidades denominadas “Terapias no convencionales”. El real decreto las define como “unidad asistencial en la que un médico es responsable de realizar tratamientos de las enfermedades por medio de medicina naturista o con medicamentos homeopáticos o mediante técnicas de estimulación periférica con agujas u otros que demuestren su eficacia y su seguridad”. La comunidad que tiene más centros autorizados con esta unidad, es Andalucía, con 59 centros, seguida de País Vasco, con 37. Al margen del desarrollo de dicho real decreto, solo Cataluña ha llegado a aprobar una norma específica, pero la Sala Tercera de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo la anuló el pasado 7 de abril. La mayoría de las comunidades consultadas para el informe se han mostrado partidarias de regular estas técnicas.
Sobre los profesionales que las aplican, el informe advierte de la dificultad de realizar un censo por falta de información fidedigna. “No es sencillo identificar claramente a los profesionales de las terapias naturales, porque tampoco es fácil saber cuáles son estas, como consecuencia de las múltiples tipologías, procedimientos y concepciones que se engloban bajo esta denominación, o bajo la de medicinas no convencionales o naturales”, advierte el informe. Una aproximación citada en el estudio procede del laboratorio Boiron, que cifra en cerca de 9.000 los médicos que prescriben homeopatía de forma habitual u ocasional.
En teoría, para ejercer profesionalmente estas técnicas hay que ser licenciado o diplomado en Ciencias de la Salud y, por ahora, no existe ninguna titulación de FP sobre terapias naturales. Sin embargo, el estudio concluye que hay personas que realizan terapias naturales “sin poseer ninguna titulación de formación ni cualificación profesional”. “Pese a no estar reguladas ni las titulaciones ni la formación en este ámbito, universidades, sociedades, centros privados, etc. proporcionan formación para profesionales sanitarios y no sanitarios”, advierte el estudio.
Artículo de El país sobre la efectividad de las terapias alternativas.

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