MANIPULAR CON CIFRAS Y ESTUDIOS
Hoy
escuché en un programa de poca monta en el que se desarrollaba un debate
sobre el aborto, a una señora anti abortista diciendo que el 90% de
las mujeres que pensaban abortar y no lo hicieron, no se arrepiente
de su decisión final de seguir con el embarazo. Este dato en caso de
ser cierto (cosa que no ha podido probar) supone un argumento potente
para defender su postura, pero si lo analizamos un poco vemos que es
incompleto y tendencioso. Para ser completo debería existir un
porcentaje complementario sobre las mujeres que decidieron abortar y
no se arrepintieron. Una de las contertulias se percató también de
esta tendencia y tras ser increpada, la primera respondió que
también tenía ese dato. Según ella, el 80% de las que abortaron
voluntariamente, se arrepentía de su decisión. La verdad es que ha
sido imposible encontrar cifras sobre la primera afirmación, no
hallo referencias a ningún estudio ni estadística al respecto
por lo que no puedo ni confirmarlo ni desmentirlo. En cuanto a la
segunda, el dato más aproximado que he podido hallar es que el 62%
de las mujeres volvería a hacerlo INCLUSO si mejorase la situación
en la que se encontraba en el momento del aborto (datos de un estudio
realizado con 5000 mujeres). Además parece ser que en España el 33%
de las mujeres que aborta lo hace por segunda vez (al margen de la
irresponsabilidad que supone, también indica aunque de manera
indirecta, que no hubo arrepentimiento).
Todo
esto es un ejemplo para demostrar que es muy fácil hacer creíble un
discurso tirando de cifras, pero si no hay una base que las sustente las cifras no tienen valor alguno. En este caso los porcentajes me
parecieron inverosímiles y fue lo que me empujó a investigar un
poco, pero si hubieran sido más moderados, más creíbles,
seguramente no habría intentado comprobar nada.
Cuando
alguien habla de que algo está científicamente probado o suelta un
porcentaje al azar, su argumentación aparenta ser mejor y tener más
peso, pero cuando las cifras son desorbitadas, la cosa canta y la
gente puede darse cuenta si es un poco avispada. Por eso es
fundamental analizar la proveniencia de los datos, al menos de los
que nos resulten chocantes, si no queremos terminar creyendo
cualquier cosa que nos digan. La mente vaga es fácilmente
manipulable y los publicistas lo saben, por eso utilizan con tanta
frecuencia la expresión “científicamente comprobado”, o sueltan
porcentajes extraídos de encuestas minoritarias como si se tratara
de verdades absolutas.
Analizar lo que nos dicen es más costoso y requiere más esfuerzo, pero míralo por el lado
bueno, tu cerebro se mantendrá más joven y disminuirás el riesgo
de padecer una demencia, ¿Que cómo lo sé? Lo he leído en un
estudio...
Diario Público: La mayoría de las mujeres que han abortado no cambiaría su decisión aunque mejorase su situación
Susan
Yoshihara, Ph.D, Six Problems with “Women Deliver:” Why the UN
Should Not Change MDG 5
Cabezas-García
E, Langer-Glass A, Alvarez-Vázquez L, Bustamante P. Perfil
sociodemográfico del aborto inducido. Salud Pública Mex
1998;40:265-271
Stanley
K. Henshaw, Susheela Singh y Taylor Haas, La Incidencia del Aborto
Inducido a Nivel Mundial, Perspectivas Internacionales en
Planificación Familiar, número especial de 1999