ANDAR EN BOLAS: SÓLO PARA LOS GUAPOS

Miedo al desnudo. Parte II


En la primera parte de este artículo, veíamos que el desnudo ha sido etiquetado como cosa de pervertidos. Sin embargo, parece que en la nueva cultura del cuerpo, de algún modo se puede aceptar la desnudez cuando ésta se adecua a lo que la sociedad considera bello y en los lugares en los que la sociedad lo considera permisible, pero no es aceptable cuando tal adecuación no se da, es decir, cuando la persona que se desnuda no se corresponde con el ideal de belleza exigido, en cuyo caso se tiende a la burla y se puede considerar que quien se desnuda está haciendo el ridículo.

Gimnofobia: Miedo irracional al desnudo propio o ajeno.
En este contexto aparece la gimnofobia o miedo al desnudo ya sea propio o ajeno independientemente de las consecuencias sociales. Este temor a la situación de la desnudez puede deberse a distintas causas, pero es muy frecuente que esté relacionado con alguna fobia sexual o con profundos complejos de inferioridad que pueden tener su origen en los estándares sociales que exigen al individuo un físico determinado. Algunas personas con gimnofobia no son capaces de verse a sí mismas desnudas incluso estando a solas porque no soportan la visión de su cuerpo sin ropa. Otros trastornos relacionados con esta fobia y sus motivaciones son la anorexia, vigorexia, tanorexia o bulimia, vinculadas directamente a la obsesión con la imagen corporal.

Vestido o desnudo.
Así que se ha saltado al otro extremo, como decíamos en la primera parte de esta historia, la cultura represora del cuerpo lo convirtió en objeto de deseo pero ahora el descubrimiento de que ese deseo podía proporcionar no pocos beneficios a quien supiera manejarlo bien, nos ha conducido a una nueva época en la que el desnudo ya no está controlado por Dios, sino por la belleza, y en la que conviven la represión y el enaltecimiento de cuerpo a partes iguales (aquí lo reprimo, aquí lo exhibo).

Por ejemplo, en algunas protestas de Femen se ha solicitado la participación de voluntarias pidiendo “que tengan buen físico” y cuando hemos visto alguna de sus actuaciones muchas veces se ha hablado más del cuerpo de las participantes que del motivo de la reivindicación. La persona pasa desapercibida bajo el cuerpo.
Foto tomada de El Mundo en la que han censurado los pezones a activistas de Femen, cuyos cuerpos se corresponden con los estándares exigidos por la publicidad.

Al comparar las dos imágenes se entiende la diferencia entre sentir el cuerpo y el desnudo como algo natural y utilizarlo como herramienta de márketing.
El cuerpo vende y por eso se publicita, por lo que para sentirse a gusto con el propio desnudo si este no se corresponde con lo que se muestra en los carteles, sería necesario haber vivido al margen de la publicidad o hacer un fuerte trabajo de autoaceptación. Actualmente es muy difícil librarse de los complejos que el márketing nos crea, pero es un reto que se puede lograr a base de una potente reestructuración cognitiva y trabajando la autoestima.

En conclusión, podemos decir que vivimos en una cultura que vende la perfección física como el mayor objetivo, y que ese ideal inalcanzable nos hace tener miedo a mostrarnos como somos, necesitamos tapar aquello que nos han dicho que son nuestras imperfecciones... ¿Es esto saludable?










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