ANDAR EN BOLAS: COSA DE DESVIADOS

Miedo al desnudo. Parte I


La costumbre de cubrirse el cuerpo pudo comenzar como algo necesario, para protegernos del frío o el viento, pero actualmente nos vestimos incluso aunque no nos haga falta, cuando ni las condiciones climáticas ni el riesgo de resultar herido nos lo demandan.

¿Entonces, por qué lo hacemos?

Algunos opinan que, como animales monógamos, tratamos de tapar al otro para evitar que despierte el deseo en granujas ajenos. Es posible que sea una de las funciones que se ha otorgado a la vestimenta, pero no me parece muy probable que se trate de una evolución natural, sino más bien de una herramienta de dominación, sobre todo porque nunca he visto a un pingüino, cisne, gibón o cualquier otro animal monógamo cubriendo a su pareja de nieve, algas u hojas para que nadie lo vea desnudo. De hecho, uno de los principales objetivos de vestirse es precisamente el opuesto, se utiliza para resultar atractivo.

Es ciertamente contradictorio que la misma cosa tenga dos funciones antagónicas, disimular la belleza y mostrar la belleza. Desde la mayoría de las religiones se ha utilizado el vestido con ese primer objetivo, el de ocultar. Para ellos, el cuerpo es un pecado, sentirlo o verlo es algo indecente y es necesario esconderlo a las obscenas miradas de los demás, especialmente el cuerpo femenino que debe ir cubierto desde el pelo hasta los pies (varían las zonas a tapar dependiendo de la cultura) Cuanto menos enseñe una, más decente es.

Por otra parte, los mismos que se empeñan en ocultar el cuerpo, descubren en el vestido el deseo de lo desconocido y la insinuación de lo que no se ve, incluso en el pliegue más pequeño del más horrendo saco de patatas un fanático puede hallar el erotismo y excitar su deseo, el deseo de lo secreto. ¿Lo desearía igual si hubiera vivido una existencia llena de desnudo? ¿Se sonrojaría en ese caso del mismo modo al descubrir de pronto que en la playa en la que se encuentra, la gente anda en cueros? ¿Cambiaría de canal avergonzado al aparecer en la pantalla gente mostrando sus atributos más íntimos?

El deseo obsceno que provoca el cuerpo desnudo lo despierta precisamente el cuerpo tapado, cuando se asume con naturalidad la desnudez, senos, culos, penes y vaginas dejan de ser objeto de obsesiones para convertirse en decentes zonas de nuestro cuerpo.

Así aparece la nudofobia que se refiere al miedo excesivo a mostrarse desnudo, más por temor a las consecuencias sociales de hacerlo que por un miedo al acto en sí de desnudarse. Existen otras fobias relacionadas con el desnudo pero de ellas hablaremos en otra entrada.

En conclusión, podemos decir que vivimos en una cultura represiva del cuerpo y que lo que excita el deseo y lo convierte en morboso es la prohibición de verlo y mostrarlo.







  FALSAS OPERACIONES QUE PUEDEN CURAR DE VERDAD


Según nos cuenta Materia esta semana, se ha identificado un perfil neurológico, es decir, un patrón cerebral concreto similar en las personas que responden positivamente al placebo causado por cirugías simuladas en pacientes con párkinson.

La cirugía simulada es una técnica que se utiliza para hacer creer al paciente que está siendo operado pero sin realizar una intervención quirúrgica real. El objetivo de esta intervención en apariencia absurda, es provocar el conocido efecto placebo, el paciente piensa que realmente se le ha hecho algo para curar su dolencia y experimenta una mejoría real.

Este tipo de intervenciones no funciona ni con todas las enfermedades ni con todos los pacientes, pero ahora, se ha identificado qué tipo de pacientes de Párkinson son los que pueden responder positivamente a esta "terapia" y la cifra no parece despreciable ya que sólo el 30% de los intervenidos no experimentó mejoría.

El placebo se utiliza más en investigación (para controlar variables en el testeo de medicamentos e intervenciones reales) que en terapia, pero no olvidemos que se trata de un método que puede ofrecer importantes beneficios. 

En el caso de los pacientes de Párkinson, se ha visto que funciona bien en aquéllos cuyas regiones límbica y paralímbica del cerebro incrementaron su actividad tras la falsa operación.

La mejoría podría deberse al aumento en la segregación de dopamina, un neurotransmisor que se activa cuando se da una recompensa o ante las sorpresas (como podría ser una operación y la esperanza de curarse) y que está  muy implicado en esta enfermedad ya que se encarga del control de los movimientos corporales.

Si quieres saber más puedes echar un vistazo al artículo en el sitio original

LAS REDES SOCIALES SE COMEN A LOS NIÑOS.


Las redes sociales están siendo demonizadas por muchos que las consideran el instrumento definitivo del aislamiento y el individualismo, la destrucción del ser social. El mayor peligro que entraña su uso es que puede crear una falsa sensación de apego y amistad al facilitar relaciones superfluas con gran cantidad de personas a las que realmente no se conoce en profundidad, llegando a sustituir el contacto real con los demás y haciéndonos creer que no estamos solos porque todos los días tenemos 20 mensajes y conversaciones vía internet. El resultado es el empobrecimiento de las interacciones sociales y la frivolización de la amistad, que enmascara la soledad real en la que muchas personas viven, y que evita así, que el individuo sea consciente de su aislamiento y actúe para solucionarlo cuando se convierte un problema.

Sin embargo y a mi modo de ver, esto no implica que las redes sociales sean algo negativo. Un objeto o un instrumento no es malo o bueno en sí mismo y las redes son un instrumento que, como cualquier otro, puede utilizarse bien o mal. No se trata de sustituir las relaciones personales sino de complementarlas y enriquecerlas, de aprovechar las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías. Si un señor se dedica a dar martillazos a todo el que se cruza por la calle, no decimos que el martillo es malo. Si utilizamos las redes sociales para aislarnos las estamos utilizando mal, pero ¿Qué ocurre si, por ejemplo, sirven como un primer paso para que personas muy tímidas empiecen a tener relación con otras para luego pasar al terreno real? ¿Y si se utilizan para poner en contacto a gente con aficiones parecidas? ¿O para no perder la pista de aquéllos que tuvieron que marcharse lejos? ¿O para organizar reuniones, fiestas, excursiones o cumpleaños? Está bien ser prudente con todo lo nuevo, pero ¿Realmente merece la pena desechar algo útil sólo porque puede ser dañino si se utiliza mal?

El vídeo que ha inspirado este post es realmente bueno e interesante, os invito a verlo:



Dirección de Gabinete Emotive Psicología


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