PEDERASTIA EN LA RED


La pedofilia es una parafilia que consiste en excitarse sexualmente y sentir atracción por niños o adolescentes. Aunque normalmente se confunden, no es lo mismo que la pederastia que implica abuso sexual a un niño. Si bien comprender lo que implica la pedofilia es sencillo, comprender lo que implica la pederastia es mucho más complejo. Un adulto puede llevar a cabo conductas pedófilas y sólo algunas de ellas serán abuso. observar a niños en el parque desde la ventana de casa y excitarse o masturbarse, por ejemplo es una conducta pedófila que no implica abuso aunque nos provoque repulsión. Este caso es más o menos sencillo pero está en el límite del abuso. Muchas conductas son ambiguas porque lo que las convierte en abuso es la intención del pederasta. Por ejemplo, pedir a un niño que se desnude delante de uno con intención de excitarse con su imagen aunque el niño no sea consciente de esa intención, es un abuso que no puede ser probado por nadie porque la intención sólo la conoce el adulto implicado en él y éste puede estar utilizando excusas (se manchó el pantalón, hacía calor) que hacen que la situación parezca natural. Se cometen abusos sin que el niño sea consciente de que ocurre algo extraño y aunque no se le estuviera causando un daño al menor, no se debe quitar gravedad a estos actos porque son el paso previo a algo más, pero no es posible desenmascarar estos episodios porque como decimos, pueden parecer normales.

Por suerte hay otras que sí podemos detectar. Se calcula que hay unos 750.000 pederastas que buscan y abusan de sus víctimas a través de internet. A día de hoy tan sólo 6 han sido condenados por ciberturismo sexual con menores. El argumento es que resulta difícil encontrar pruebas contra ellos. La fundación holandesa Tierra de Hombres ha demostrado que no es tan difícil, ha creado una niña virtual llamada Sweetie y en sólo dos meses ha conseguido identificar a más de mil pederastas cuyos datos han sido remitidos a la INTERPOL. Las consecuencias de este tipo de abuso incluyen comportamientos sexuales impropios para su edad, síntomas de estrés postraumático, promiscuidad, depresión, autolesiones, etc..



El abuso cometido a través de internet no sólo ofrece mayor impunidad sino que también permite al pederasta liberarse de parte del sentimiento de culpa que en algunos casos podría aparecer. Para evitar situaciones de riesgo es importante enseñar a los hijos que pueden confiar en sus padres y que los padres confían en lo que el niño les cuenta. Hablar sin tapujos de cualquier tema y no ocultar datos, aunque sí simplificarlos para que puedan comprenderlos. Tratar el sexo como un tema tabú es contraproducente porque si el niño se ve inmerso en una situación de abuso puede tender a ocultarlo por miedo a ser reprendido o por vergüenza. Cuanto antes se detecta el problema, menor es el daño.

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