PORNOPSICOLOGÍA, OTRO FRAUDE


Sarah White es una psicóloga titulada que ofrece sesiones de terapia en las que se desnuda delante de sus pacientes mientras estos le hablan. Cada una de las tres primeras sesiones con esta terapeuta cuesta 150 dólares y se hace a través de webcam. Sólo después de esto y si a ella le parece bien, se plantea pasar a tratar al cliente en persona. La mayoría de sus clientes son hombres aunque cuenta con un escaso número de mujeres entre quienes contratan sus servicios. El objetivo de su método es, según sus propias palabras, "demostrar a los pacientes que no tengo nada que esconder y animarles a que sean más sinceros". La historia sonaría más creíble si no cargase de contenido sexual las fotografías que utiliza como reclamo en su página en las que aparece en posturas sensuales o utilizando lencería erótica, posición que la acerca más al desnudo-porno que al desnudo-confiado. 

De cualquier modo, la terapia debe realizarse en un entorno y circunstancias en las que el paciente se sienta seguro  y confiado, y la desnudez no es un estado que haga sentir seguras a la mayoría de las personas en la sociedad en la que vivimos, por lo que no parece el método más indicado para conseguir que alguien se abra.

Por otra parte, si lo que quieres es demostrar al otro que puede confiar en ti porque tú confías en él, quizá sería más indicado ser capaz de sentarte frente a él cara a cara en vez de parapetarte detrás de una pantalla de ordenador.

Creo que es lícito preguntarse si esta mujer realmente cree en lo que vende, o utiliza la psicología como una tapadera socialmente aceptable para dedicarse a vivir del porno, profesión que a su familia le costaría más tolerar, porque en ese caso está haciendo un flaquísimo favor a una disciplina que se esfuerza mucho para que sus bases sean cada día más fuertes y que ha de pasar por exhaustivas críticas y controles antes de aceptar cualquier superchería como válida. 
Por mi parte, yo no puedo dejar de pensar que es muy triste que una mujer que ha dedicado tiempo y esfuerzo a adquirir unos conocimientos y a formarse para una profesión, tenga que recurrir a la cosificación de su cuerpo como márketing, y no me refiero a que desnudarse, realizar un show erótico o incluso acostarse con otras personas por dinero, me parezca en absoluto denigrante siempre y cuando se haga de manera voluntaria, sino a que no se asuma lo que se está haciendo y se termine disfrazándolo de algo que es mentira, simplemente para vender más. El porno es porno, la homeopatía es placebo y la religión no es ciencia y a partir de ahí, a quien le guste que lo compre. Sin mentiras. 







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